Tuesday 6 February 2007

vidas especulares


¿Han congeniado a veces en sus vidas con personas de tal modo que desde la primera impresión que tuvieron han conectado enseguida con esas personas? ¿se han ido sorprendiendo al ver que poco a poco esas personas hacían cosas similares a ustedes? ¿decían cosas similares y distribuían de modo similar sus vidas y de forma paralela a la suya? ¿no se han asustado cuando esto ha ocurrido?


A mi me ha pasado varias veces. Son personas a las que tengo gran estima. He de reconocer que al principio era algo que me sorprendía sobremanera, me llegaba a inquietar, e incluso me robaba horas de sueño. Ahora, con el paso de los años, y al comprobar que ya me ha ocurrido varias veces. Cuando me vuelve a ocurrir, agradezco infinitamente al Universo de que me ponga a esa persona en mi camino.

Como seres energéticos que somos, atraemos en la misma medida así como nos encontramos. Si nos encontramos huraños, criticones y malhumorados. Atraeremos personas así a nuestras vidas. De lo contrario, atraeremos personas que nos parecerán mágicas. Personas que al fin y al cabo nos recordarán en ese momento que nosotros también somos mágicos. Que también sabemos estar receptivos, ser bondadosos y tener buenos sentimientos.

Esto que estoy escribiendo parece un poco haricrisnas, apetecandenauer o que me he fumado un porro, o dos. Pues no, me ha venido este pensamiento hace un rato mientras me estaba cepillando los dientes y he dejado vagar a mi mente entre sus pensamientos.

Es estupendo cuando sintonizas con alguien, cuando conectas. Porque por muy solitarios o individualistas que seamos, no podemos negar que somos seres sociales. Y como tales, necesitamos de la compañía y del afecto de los demás. No somos ninguna isla, aunque tengamos tendencias aislatorias. Es genial pues, cuando te encuentras en estado de simbiosis. Cuando encuentras a tu simbionte.

Pero una advertencia debemos seguir... Por muy fascinante que sea el estado que te provoca el encontrar a tu simbionte. No hay que caer en el craso error de dejarse arrastrar por la obsesión fascinativa. Porque al fin y al cabo somos personas y, si caemos en la espiral de la obsesión fascinativa podemos idealizar desmesuradamente a nuestra víctima, convertirla en el blanco de nuestras críticas y acabar como el rosario de la aurora.

Ya lo decían los griegos o los romanos (no sé quién de ellos...), en el término medio está la virtud.

1 comment:

Anonymous said...

Es verdad,a mi me pasó contigo aunque tu no lo creas jajaa... a ver si coincidimos por el messenger y hablamos.


Besos.

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