He dejado el trabajo

Sentía angustia. Estaba hasta el mismísimo coño de esta empresa. Lo dejé ayer...

Dña querida amiga
Mi jefa siempre atenta y comprensiva
Compañía de negreros

Barcelona, 17 de Mayo de 2007,

Estimada Negrera,

Por la presente le comunico mi decisión irrevocable de renunciar a mi denigrante puesto de trabajo en esta pocilga a la que usted llama empresa.

Tal y como establece la legislación laboral, comunico mi renuncia con quince días de antelación a contar desde la fecha de hoy, si bien mañana va a venir Rita, the Cantaora. Y de venir... me dedicaría a cagarme en su cia y enviarles el regalito en tupperware y a cobro revertido a sus oficinas, orinar en el pasillo y hacer pintadas en los lavabos.

Sin más, aprovecho la ocasión para invitarla a que le den morcilla y acordarme de su santa madre y todos sus familiares.

Fdo: Perséfone

con el cerebro atrofiado...

Hace tiempo que no tengo nada interesante que escribir, y si lo tengo..., no sé cómo expresarlo. El exceso de trabajo o la vida acelerada de la sociedad occidental me impide parar a sentarme y poner mis ideas en orden y/o transmitirlas con cierta lógica. A veces me vienen buenas ideas, pero como siempre, esas ideas se van tan rápido como vienen. Normalmente nunca es el momento ni el lugar y hay que esperar a cuando se pueda. Pero muchas veces cuando se puede, no surge la ocasión.

Como hoy sin ir más lejos. No ha surgido la ocasión. Hoy, día del trabajador, he trabajdo. Por suerte la jornada ha sido breve. Volví enérgica a casa con ganas de hacer cosas y quedar con gente. Un amigo mío de Madrid iba a venir a verme. Al final no vino. Todas mis amistades tenían compromisos familiares y no podían quedar conmigo. Llovía a mares y me adormilé en el sofá. Sabía que no debía echarme la siesta, lo sabía, pues mañana toca madrugar y esta noche no podría conciliar el sueño...; me eché la siesta. Ahora no concilio el sueño. Acaba de llegar mi compañera de piso con su novio. Hacen ruido, hablan fuerte, ponen la tele a todo volumen....

Hoy ha sido un día de esos que..., mejor dejarlo correr..., como a un tupido velo...

El día en que me crucé con Sergi López

Era una tarde soleada cuando me dirigía al trabajo. Fue allí, caminaba frente al Bloque Técnico, cuando levanté la vista en el paso de cebra, allí estaba él, allí estaba yo. Le miré a los ojos, él fijó los suyos en los míos. Estaban llenos de luz. Quedamos como hipnotizados tres segundos... fue maravilloso... sentí calor dentro de mi, una repentina alegría... ¡Dios!¡Qué guapo estaba!

Desde entonces hasta ahora mi vida cambió de rumbo, mi mala fortuna me dijo adiós pero él me dijo hola con su sonrisa.