Thursday 10 November 2011

No son alegries, son penes... (Parte II)


  Siguiendo el hilo de ayer... hoy les hablaré de las citas dos y tres (en orden cronológico):


Cita dos:

Decides ampliar horizontes y esta vez quedas con un chico que no vive en tu misma provincia. ¡Venga! ¡alegría de nuevo! ¡que no te desanime el fiasco de hace unas semanas! Con la excusa de volver a ir a la ciudad que abandoné hace justo ahora unos tres años, aprovecho para ver si todos los edificios y monumentos siguen en el mismo lugar, y ya que estás... coges y te aventuras a quedar con otro mozo.
Esta vez ya te hueles de antemano que no te va a gustar, te ha enseñado justo el día antes una foto con su nueva ropa, la cual se ha comprado expresamente para la cita. A una esto ya le acojona un poquitico. Que aunque lo hagas...., ¡no lo digas hombre! Bueno, total, que veo la foto. No es mi tipo. No es mi estilo, ¡vamos!. Sí, yo también soy superficial. Como la inmensa mayoría. No puedo desterrar de mi retina esas botas, esos horribles vaqueros lavados a la piedra que ni en los años ochenta..., que no, que el chico no es trendy. ¡Que yo no voy! Pero claro, ya te has comprometido. Ya vas... Y vas, con todas sus consecuencias.
Llegas al punto citado. Lo ves. No te desagrada del todo. Algo es algo. Pero vamos, habrá que hablar y esas cosas... Paseamos. Decidimos dónde vamos a ir a comer algo. Justo el camarero de ese bar está que te cagas, y te mira como nunca nadie antes en tu vida te ha mirado. Cualquier tipo parece mucho más interesante que el tipo de las botas y vaqueros lavados a la piedra con el que has quedado. Le das a la copichuela. ¡Qué vino tinto tan rico que sirven por aquí! Y, como por arte de magia, te vuelves a ir a tu mundo de fantasía. ¡Qué bien se está aquí oigan! eh? ¿que no? ¡anda que no! ¡qué poco interesante es lo que me dice el chico! ¡No sé cómo puede hacerlo tan aburrido! Realmente a los dos minutos ya no sé ni de qué me habla. Pero me fijo en los detalles tan bonitos con los que han decorado ese bareto del casco antiguo, en el vino que cae calentito en mi estómago, la textura del pincho de queso de cabra... vamos... una explosión de olores y sabores para mi paladar. ¡Una locura amigos!
Total, tengo que hacer el paripé unas cuantas horas más, hasta que mi avión salga...
Cuando ya por fin me meto en el avioncito... ufff!! caigo rendida!






Cita tres:

 
Dejo correr unas semanas.

Me emperro en quedar con alguien más. ¡No me van a desanimar a mí dos citas insulsas, no!
Quedo con otro chico. Algo más joven que yo. Pero de mentalidad bastante más antigua que yo. Jajajaj. Chico tradicional donde los haya. No obstante se presenta a la cita vestido con toques casual y de mi estilo.
Íbamos a quedar sólo para tomar una infusión... era un día lluvioso de Marzo... Pero cuando vi que la cita se presentaba igual de animada que las dos anteriores... Sí, amigos, otra vez. Me refugié en la bebida. Esta vez opté por ser algo más underground y le di a las pintas de Guinness, que no todos los bares-cafeterías te la ofrecen.
Con esta cita ya había un error de partida. De base. Por parte de él claro... El chico me tenía idealizada. Todavía no sé si hay alguien que se crea que haciéndole la pelota a alguien consigues conquistar a alguien. Pero vamos. Igual sí que hay gente que le mola este rollo.... A mí no, desde luego.
El caso es que verme beber cerveza negra, diestra en la conversación, ocurrente y conocedora de dos libros que había por ahí encima de las mesas, fue mi perdición. Me vio como una auténtica diosa del saber y de otras cosas. Claro, ya intuía él que yo debía de ser una Perséfone...jajaj.


En esta cita ya ni me agobié, ni me fui a mi mundo (bueno, creo que no llegué a bajar de él) ni intenté pensar pero qué invento es esto ni Dios si hay alguien ahí fuera que me escuche que venga a salvarme... etc.


No hice juicios de valor, no pensé en refugiarme en libros de autoayuda... simplemente fluí con la cita, me dejé llevar... y llegado el momento del cierre de la cafetería-bar, uff, también resoplé para mis adentros aliviada. OOooh!!! qué penaaaa! ya cierraaaan!!! Jamás creí que pudiera llegar a ser tan hipócrita como lo he llegado a ser en estas citas. Antes no era tan hipócrita... creo que lo he aprendido gracias a mi última profesión (trabajo de cara al público).


Me acompañó hasta mi coche, yo lo acerqué al suyo... los dos besos de rigor de despedida con el peligro de si te enganchan.... y ...¡el muy jodido me enganchó! Sí, era el de mentalidad más antigua sí, pero me enganchó, y no lo vi venir... tanta cebada fermentada corriendo por mis venas y no lo pude esquivar! jajaj. Tardé en saber qué me pasaba, dónde estaba y qué estaba haciendo... no, no fue pene, tampoco fue alegrie, pero hasta la tráquea me metió el músculo de las papilas gustativas. Estaba yo lenta pero al final conseguí apartarlo de mí. Sí, no sé que es peor en estos casos... no verlo venir o que suceda.


Los días siguientes fueron sms poéticos a mi móvil que yo jamás respondí.

Hay más citas, porque el año fue largo y tan sólo me he quedado en el mes de Marzo.... Pero por hoy creo que ya basta. ¡No vayamos a tener una indigestión!
En los próximos días intentaré seguir con la historieta...
Hasta entonces,

Gracias por leerme.

Wednesday 9 November 2011

No son alegries, son penes... (Parte I)

Hacía más de tres años que no escribía en el blog. Hacía tiempo que me rondaba la idea de hacer otro nuevo para venir a hablar un poco más de lo mismo.

Al final la pereza me ha podido y, total, ¿pa' qué? Sigamos en éste. Si hiciera uno nuevo supongo que volvería a escribir en el tono dramático fatalista que me caracteriza así que si un día me cambiara radicalmente la personalidad, igual hago otro. O quizás el año que viene, que como ahora estoy en paro voy a tener mucho tiempo libre...

Ha pasado el tiempo desde mi última entrada, pero sigo tan perdida en mi propia odisea como siempre. Este 2011 se auguraba no la óstia, pero sí algo mejor de lo que ha sido. Y es que el tema relaciones con el sexo opuesto sigue siendo algo que me trae de cabeza, aunque más bien voy de puto culo o de puta pena, penes... y no alegries...

Este año encaré el mes de Enero con optimismo y decidí apuntarme a una página de contactos. De esas que hay tantas, que rellenas un perfil, que te esmeras como si de un Curriculum Vitae para una gran oferta de empleo se tratara, escoges tus mejores fotos, pones un anuncio ocurrente y venga..., que te dices..¡que voy! ¡que voy a quedar con chatorros a ver qué me ofrece el mercado! Que como poco voy a divertirme y tomar un café, una cerveza, o lo que sea... y hasta igual me doy una alegría pal cuerpo! venga! sin expectativas! pero con ilusión!, que no se diga!

Cita uno:

A la primera cita con el primer chico vas como hasta con ganas, te pones tus mejores galas, te maquillas como una puerta, te vistes casual (pero en el fondo todo está meticulosamente estudiado) para que crean que siempre estás así de mona a todas horas, jajaj. Y vas con optimismo, energía y con un par de chistes en la manga por si la cosa se pone tensa y no sabes por dónde escapar.

Quedamos en un sitio, en la esquina, frente a un bar. Nos vemos. Tres décimas de segundo son suficientes. No me gusta. ¡Mierda! Bueno, tengamos la tarde en paz y tomemos un café. El chico que tiene risa falsa. Más cortado que yo qué sé. Yo que tengo que alegrarle la tarde. Me decido por un par de cervezas, para relajarme algo, claro no todo va a ser malo... Las horas que no pasan. Piensas que bueno, ya lo tienes claro, no quieres volver a verlo y que tan sólo tienes que aguantarlo un par de horitas para no hacerle un feo. Miras el puto techo, la misma mesa de enfrente, el reloj de pared, aprovechas para ir al baño y mandar un sms a tu mejor amiga desde allí, que venga a rescatarte o algo, pero justo ella tiene la tarde liada..., haces de tripas corazón y allí aguantas tres horitas más, que se hacen eternas. Hay momentos en los que, como si de un viaje astral se tratara, te sales de tu cuerpo y te ves desde arriba, charlando con alguien, o a ratos poniendo cara de interés que no se lo creería ni tu madre y empiezas a tener una charla paralela contigo misma a la que estás teniendo ahí abajo y te pones profunda a hacerte cuestiones muy existenciales. Como que qué hago aquí, de dónde venimos, hacia dónde vamos.... Y cuando ya llevas una actividad cerebral sobreforzada a dos bandas te das cuenta de que los del bar cierren a las 23.30h no tiene precio!, ¡por fin! y les agradeces el gesto con una extraña euforia.
El chico que insiste en acompañarte en su coche hasta tu casa. Tú que le rechazas la invitación. Él que insiste. Se pone pesado. Te cagas en todo, y dejas que te acompañe a tu casa, que tardas más entre subir y bajar del coche que en cruzar la calle y llegar hasta tu casa corriendo y pensar. ¡Téntol! ¡es casa! ¡no puedes entrar! estoy a salvo! Le dices falsamente lo bien que te lo has pasado y te despides con dos besos con temor de que te enganche en un descuido. Por suerte era de esos que 'te respetan' y piensan en engancharte en una tercera cita, pero tú ya sabes desde la tercera décima de segundo en la esquina, frente al bar, seis horas antes, de que no va a haber ni segunda, y mucho menos una tercera cita.


Powered By Blogger