Wednesday 9 November 2011

No son alegries, son penes... (Parte I)

Hacía más de tres años que no escribía en el blog. Hacía tiempo que me rondaba la idea de hacer otro nuevo para venir a hablar un poco más de lo mismo.

Al final la pereza me ha podido y, total, ¿pa' qué? Sigamos en éste. Si hiciera uno nuevo supongo que volvería a escribir en el tono dramático fatalista que me caracteriza así que si un día me cambiara radicalmente la personalidad, igual hago otro. O quizás el año que viene, que como ahora estoy en paro voy a tener mucho tiempo libre...

Ha pasado el tiempo desde mi última entrada, pero sigo tan perdida en mi propia odisea como siempre. Este 2011 se auguraba no la óstia, pero sí algo mejor de lo que ha sido. Y es que el tema relaciones con el sexo opuesto sigue siendo algo que me trae de cabeza, aunque más bien voy de puto culo o de puta pena, penes... y no alegries...

Este año encaré el mes de Enero con optimismo y decidí apuntarme a una página de contactos. De esas que hay tantas, que rellenas un perfil, que te esmeras como si de un Curriculum Vitae para una gran oferta de empleo se tratara, escoges tus mejores fotos, pones un anuncio ocurrente y venga..., que te dices..¡que voy! ¡que voy a quedar con chatorros a ver qué me ofrece el mercado! Que como poco voy a divertirme y tomar un café, una cerveza, o lo que sea... y hasta igual me doy una alegría pal cuerpo! venga! sin expectativas! pero con ilusión!, que no se diga!

Cita uno:

A la primera cita con el primer chico vas como hasta con ganas, te pones tus mejores galas, te maquillas como una puerta, te vistes casual (pero en el fondo todo está meticulosamente estudiado) para que crean que siempre estás así de mona a todas horas, jajaj. Y vas con optimismo, energía y con un par de chistes en la manga por si la cosa se pone tensa y no sabes por dónde escapar.

Quedamos en un sitio, en la esquina, frente a un bar. Nos vemos. Tres décimas de segundo son suficientes. No me gusta. ¡Mierda! Bueno, tengamos la tarde en paz y tomemos un café. El chico que tiene risa falsa. Más cortado que yo qué sé. Yo que tengo que alegrarle la tarde. Me decido por un par de cervezas, para relajarme algo, claro no todo va a ser malo... Las horas que no pasan. Piensas que bueno, ya lo tienes claro, no quieres volver a verlo y que tan sólo tienes que aguantarlo un par de horitas para no hacerle un feo. Miras el puto techo, la misma mesa de enfrente, el reloj de pared, aprovechas para ir al baño y mandar un sms a tu mejor amiga desde allí, que venga a rescatarte o algo, pero justo ella tiene la tarde liada..., haces de tripas corazón y allí aguantas tres horitas más, que se hacen eternas. Hay momentos en los que, como si de un viaje astral se tratara, te sales de tu cuerpo y te ves desde arriba, charlando con alguien, o a ratos poniendo cara de interés que no se lo creería ni tu madre y empiezas a tener una charla paralela contigo misma a la que estás teniendo ahí abajo y te pones profunda a hacerte cuestiones muy existenciales. Como que qué hago aquí, de dónde venimos, hacia dónde vamos.... Y cuando ya llevas una actividad cerebral sobreforzada a dos bandas te das cuenta de que los del bar cierren a las 23.30h no tiene precio!, ¡por fin! y les agradeces el gesto con una extraña euforia.
El chico que insiste en acompañarte en su coche hasta tu casa. Tú que le rechazas la invitación. Él que insiste. Se pone pesado. Te cagas en todo, y dejas que te acompañe a tu casa, que tardas más entre subir y bajar del coche que en cruzar la calle y llegar hasta tu casa corriendo y pensar. ¡Téntol! ¡es casa! ¡no puedes entrar! estoy a salvo! Le dices falsamente lo bien que te lo has pasado y te despides con dos besos con temor de que te enganche en un descuido. Por suerte era de esos que 'te respetan' y piensan en engancharte en una tercera cita, pero tú ya sabes desde la tercera décima de segundo en la esquina, frente al bar, seis horas antes, de que no va a haber ni segunda, y mucho menos una tercera cita.


No comments:

Powered By Blogger