
Grité y lloré.
Nadie oyó mis gritos ni me rescató.
Viví en el infierno. Parecía una eternidad.
Perdí el sentido del tiempo.
No comí nada. No hablé con nadie.
Viví sin esperanza ni luz.
Viví esclavizada hasta que …
El regreso a mi propio mundo ocurrió de forma gradual,
curé mis heridas y retorné a la luz.
Pasado un tiempo supe que me había desenganchado,
que era libre y daba gracias por ello.
Persejonh
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